La edición 2024 de la Bienal de Escultoras del Chaco, realizada en el Parque Intercultural 2 de Febrero y el Domo del Centenario de Resistencia, fue un evento de gran relevancia para la capital chaqueña, reafirmando su estatus como la Ciudad de las Esculturas. Con una organización que estuvo a la altura de las expectativas, los visitantes pudieron disfrutar de un entorno bien planificado, aunque no exento de fallos. Aquí, un análisis detallado de los aspectos positivos y negativos del evento.
Lo “bueno”
La organización del evento fue impecable. Los stands de los expositores estaban bien organizados y en orden, lo que facilitó una experiencia agradable para los asistentes. Desde los estacionamientos de autos y motos, se notó una mejora significativa respecto a años anteriores. En esta edición, los agentes de tránsito de la Municipalidad de Resistencia se encargaron de la vigilancia, evitando los problemas con los “trapitos” que cobraban ilegalmente por cuidar los vehículos.
La limpieza constante del predio, a cargo de la municipalidad, fue otro punto a favor. Los servicios de salud y la disposición de los guías de la Fundación Urunday demostraron un compromiso ejemplar con la seguridad y el bienestar de los asistentes, gestionando eficientemente la afluencia de más de 10 mil personas simultáneamente por día. Aunque se reportaron incidentes de seguridad, como una persona herida con arma blanca, estos fueron manejados sin mayores complicaciones.
Lo “no tan bueno”
Sin embargo, no todo fue perfecto. Uno de los principales problemas fue la insuficiencia de baños para mujeres, lo que resultó en largas colas. A pesar de la limpieza constante, no se previó la alta demanda de estos servicios, evidenciando una falta de planificación en este aspecto crucial.
Los precios exorbitantes de los alimentos fue otro punto negativo. La disparidad de valores, con papas fritas que pasaban de $900 a $1200 en cuestion de horas, dificultó el acceso a los productos para muchos asistentes. Aunque esto depende de los vendedores y no de la organización, impactó negativamente en la experiencia general.
Finalmente, la conectividad fue un verdadero fracaso. Las empresas Claro y Personal Flow no lograron mantener una conexión estable, impidiendo incluso el envío de mensajes de WhatsApp y el uso de billeteras virtuales y bancarias para las transacciones. La Fundación Urunday, responsable de la organización, no previó esta situación y no buscó una solución adecuada con la empresa ECOM, dejando a los asistentes sin conectividad durante todo el evento.
La Bienal de Esculturas 2024 fue una celebración que, a pesar de sus muchos aciertos, se vio empañada por una serie de fallos que podrían haberse evitado con una mejor planificación y coordinación. Es fundamental que para futuras ediciones se aborden estos problemas para asegurar que Resistencia continúe siendo la Ciudad de las Esculturas.
