“Es la primera intervención de este tipo en la ciudad y a nivel público en el país”. Con orgullo, del otro lado del teléfono y ante el llamado de Infobae, la jefa del Departamento Materno Infanto Juvenil y coordinadora del equipo de Medicina y Cirugía Fetal del Hospital Juan A Fernández, Liliana Voto (MN 43159), resumió la importancia del hito que junto con sus colegas protagonizaron ayer domingo.
Lo que describió fue mucho más que un logro médico: representa una apertura inédita en el acceso a procedimientos de alta complejidad para tratar el mielomeningocele, una malformación congénita del sistema nervioso central que afecta gravemente la calidad de vida.
El equipo multidisciplinario del hospital público porteño, en colaboración con expertos en medicina fetal del Hospital Austral, realizó la cirugía intrauterina en la semana 27 de gestación.
Durante tres horas, alrededor de 30 profesionales corrigieron una lesión en la columna del feto mediante una técnica que requirió incisiones en el vientre y el útero de la madre.
La paciente, quien ya había recibido un diagnóstico prenatal antes de acudir al hospital, se encuentra estable, aunque deberá seguir estrictos cuidados hasta el nacimiento, dado lo riesgoso de su embarazo.
De qué se trata la malformación que corrigieron
El mielomeningocele es una de las formas más severas de espina bífida. “Es una malformación del sistema nervioso central de origen congénito”, explicó Voto.
Esta condición, que puede localizarse en distintas áreas de la columna vertebral -cervical, dorsal o lumbar- genera lesiones neurológicas graves. Entre sus consecuencias más comunes están la discapacidad motora, la paraplejía y la imposibilidad de alcanzar el control de esfínteres.
Por su profundo impacto en la vida de los pacientes, el diagnóstico temprano durante el embarazo es crucial. Sin embargo, no todos los casos de mielomeningocele son candidatos a este tipo de intervención quirúrgica. “Hay un momento determinado del embarazo para operar, y tampoco todos los casos de esta lesión son quirúrgicos, todo necesita ser evaluado mediante un preciso protocolo”, puntualizó la especialista.
La cirugía: un desafío técnico y humano
El procedimiento realizado marca un hito no solo por su complejidad técnica, sino también por el nivel de coordinación requerido.
La intervención comenzó con una incisión en el vientre de la mujer, mayor que la que suele realizarse para una cesárea. Luego, a través de pequeñas aberturas en el útero, los neurocirujanos corrigieron la lesión, mientras el feto era sedado para garantizar su estabilidad.
“Fueron tres horas de operación”, relató Voto, quien destacó que participó un equipo multidisciplinario integrado por especialistas en anestesia, instrumentación, enfermería, medicina fetal y neurocirugía, además de subespecialistas de apoyo de todo el hospital, que estaban disponibles ante cualquier eventualidad.
Este tipo de colaboración, según la experta, es el resultado de años de trabajo mancomunado y de capacitación constante, tanto local como internacional.
Impacto en la salud pública
Este procedimiento inaugura una nueva etapa en la medicina fetal pública. Aunque en el ámbito privado ya se habían realizado intervenciones, esta es la primera vez que se lleva a cabo en un hospital público del país.
Para Voto, la intervención lograda en el Hospital Fernández “abre la posibilidad de que otras personas accedan”, ya que se trata de un avance que los profesionales aspiran a que sea inclusivo.
El equipo médico tiene una larga trayectoria en el tratamiento de alta complejidad intrauterina, pero esta cirugía representa un salto muy importante. “Esta es una historia que hoy suma otro procedimiento de alta complejidad”, reflexionó la doctora.
Y tras resaltar el trabajo de apoyo y cooperación de los especialistas de medicina fetal del Hospital Austral, institución pionera en el país en este tipo de intervenciones, Voto destacó que “ese equipo fue fundado por un ex médico del Hospital Fernández, el doctor Adolfo Echegaray”, y resaltó el nivel de excelencia de los profesionales con que cuenta la salud pública argentina.
Una esperanza en evolución
Tras la operación, tanto la madre como el feto mostraron una evolución favorable. “La mamá está muy bien”, confirmó la especialista. Sin embargo, el embarazo sigue siendo de alto riesgo, y será necesario mantener controles estrictos hasta el momento del parto.
Este logro subraya el avance de la medicina fetal en el país y abre la puerta a nuevas posibilidades para pacientes del sistema público.