River venía de horas muy difíciles tras el papelón de Mendoza, donde quedó eliminado de la Copa Argentina con Temperley, rival de una categoría menor. Que se potenció por la forma: la falta de fútbol, de actitud y un gol iniciado en un lateral en tiempo de descuento. Y el silencio de Martín Demichelis, que se fue del Malvinas Argentinas muy golpeado. Entonces, la tensión creció. Y se notó en La Paternal, donde el equipo de Núñez cayó 1-0 contra Argentinos Juniors y profundizó la crisis ya que jugó muy mal, no dio la cara y dejó una imagen paupérrima. Justo en el día de su cumpleaños 123. No hubo nada para celebrar.
Con todos sus titulares, excepto Nacho Fernández, quien está lesionado, River salió a jugar al Diego Armando Maradona presionado, contenido y atado. Y ya la primera jugada marcó cómo podía desarrollarse el partido. Argentinos puso mano a mano a Verón con González Pirez y el marcador central cometió una falta a pocos metros del área.
El primer marcador central, uno de los más flojos en Mendoza, hizo agua otra vez. En cada ataque de Argentinos quedó pagando y no le dio seguridad a una defensa que tambaleaba cuando su rival aceleraba. En una jugada, se chocó con un compañero y le dejó el espacio a Gondou, que le pegó al medio y Franco Armani le sacó el remate.
Argentinos fue a presionar a River y lo incomodó en la salida desde el fondo, a tal punto que los defensores en muchas oportunidades le daban la pelota a Armani, quien revoleaba la pelota a botines contrarios.
La respuesta de River al planteo de Argentinos, que dominaba la pelota, fue pararse de contra, incluso con todos sus jugadores detrás de la mitad de la cancha. Un síntoma preocupante del presente futbolístico. Y las aproximaciones más salientes fueron por proyecciones y los centros de Sant’Anna. En una de ellas, tras un mal despeje de Vega, Borja quedó de frente y definió a un palo, pero se fue apenas cerca.
River no tenía juego. No aparecían Echeverri y Barco y tampoco el equipo ayudaba a que encontraran los espacios. Y Villagra y Aliendro no cortaban ni daban equilibrio. Es más, Oroz manejaba los hilos y si no, Argentinos los salteaba con facilidad con pelotas largas para poner a Verón y a Gondou mano a mano con los centrales.
Tal era el desconcierto de River que Borja retrocedía a marcar y se tiraba a los pies de los rivales. Pero Lescano se escapó igual por el medio y, ante la mirada de frente de González Pirez y Paulo Díaz, embocó la pelota de zurda por encima de Armani. Y en la jugada siguiente, Gondou corrió solo a espaldas de Pirez. Era el segundo, pero el zurdazo cruzado se fue muy cerca.
La sacó barata en el primer tiempo River. A pesar de ello, Demichelis no hizo cambios en el entretiempo. Y el equipo siguió sin reaccionar. Estuvo al borde del knock out, pero a Gondou le anularon un gol por posición adelantada. Y en otra la sobró y Armani le sacó un mano a mano.
Las modificaciones en River llegaron tarde y a cuentagotas. No variaron nada, igualmente. Siguió navegando en la intrascendencia. Fue pura impotencia y apatía. Se llenó de nervios. Y de amarillas. No se rebeló ante la adversidad. Nadie da un plus. Entonces, el ciclo Demichelis quedó herido. Está en crisis. Y el jueves el equipo volverá a al Monumental, donde seguramente habrá cabildo abierto.
Fuente: Clarín
